Las fresas son plantas que "andan", ya que son perennes que no poseen
un sistema complicado de raíces. Por esa razón, cuando agotan el suelo
sobre el que viven en uno o dos años, para huir de él y encontrar otro
nuevo, echan estolones que se desplazan reptando por el terreno hasta
dar con el lugar adecuado donde enraizar.
Existen diversas variedades de las llamadas fresas "trepadoras" o
"perpetuas". Fructifican más tarde que las variedades normales y lo
siguen haciendo hasta finales del otoño. Conviene plantar algunos
ejemplares para poder saborear esta fruta en tiempo frío. Forzando en
primavera las variedades normales bajo campana, túneles de plástico o
miniinvernadero, y disponiendo asimismo de variedades trepadoras, es
posible comer fresas desde principios del verano hasta el otoño.
Suelo y clima:
Las fresas son especies de bosque y esto es algo que hay que tener en
cuenta en el momento de elegir y buscar su ubicación. Significa que
toleran la sombra aunque fructifican mucho mejor al sol; prefieren
gran cantidad de humus (crecen en mantillo casi puro, como sucede en
estado silvestre); no ponen tampoco reparos a medios bastante ácidos.
Prosperan mejor en los suelos ligeros que en los arcillosos, pero si
disponen de humus abundante crecen en cualquier lugar bien drenado. Son
una especie de clima templado y adquieren mejor sabor en los climas
fríos que en los cálidos. Con viene trasladarlas cada tres años con
nuevas plantas a un terreno fresco.
Tratamiento del suelo:
Hay que cavar el terreno a la profundidad de una paletada e incorporar
una gran cantidad de compost o de cualquier abono orgánico bien
maduro. Las fresas crecen asimismo con esos sistemas hortícolas en que
no se labra la tierra siempre que la tierra esté cubierta de
suficiente compost. Son también muy exigentes en cuanto al potasio, por
lo que si se dispone de cenizas de madera conviene aplicarlas encima.
El estiércol de granja es también rico en potasio.
Multiplicación:
La primera vez que se planten fresas hay que adquirir patrones libres
de virus de un proveedor digno de confianza y provistos de certificado
fitosanitario. A menos que se quieran obtener nuevas variedades, en
cuyo caso hay que lograrlas a partir de semilla, lo mejor es
multiplicarlas a partir de estolones. Existen pocas variedades que no
formen estos últimos, y se las multiplica por división de la corona.
La mayoría de las variedades de fresa dan estolones que echan raíces
por sí mismos, pero una manera de estimular su formación es mediante la
eliminación de las flores de algunos de los ejemplares. Todo lo que
hay que hacer es separar el estolón de la planta principal, desenterrar
la plantita que tiene en su extremo y trasplantarla. Más seguro es
colocar pequeñas macetas de tierra cerca de la planta madre y sujetar
sobre ellas los extremos de los estolones. Cuando han echado raíces se
los separa de la madre, se desentierran las macetas y se los
transplanta a su emplazamiento definitivo. Con este sistema es posible
establecer un nuevo fresal cada año y levantar otro después de que
haya dado fruto durante tres temporadas. Así, cada otoño habrá un
fresal recién plantado, uno de un año, otro de dos y otro de tres, este
último a punto de ser arrancado. Los nuevos deben plantarse lo más
lejos posible de los viejos para evitar la propagación de enfermedades.
Es posible plantar o transplantar fresas en cualquier época del año (si
los inviernos son suaves) pero lo tradicional es hacerlo a finales del
verano, pues así se puede recoger una cosecha al año siguiente. Hay
que colocarlas separadas 38 cm en hileras distanciadas 75 cm. Debe
dejarse la corona a nivel del suelo pero con las raíces extendidas a lo
ancho y en profundidad. Hay que regar bien las nuevas plantas.
Las fresas crecen muy bien en bancal profundo. Su plantación y distancias son las mismas que en bancal corriente.
Cuidados durante el crecimiento:
Es muy fácil que las malas hierbas infecten un fresal. Las plantas
se extienden de modo incansable y resulta muy difícil desherbar. Hay
que utilizar la azada mientras sea posible, y luego escardar a mano. Si
la plantación se hizo entre el final de un verano y el comienzo del
siguiente, no debe dejarse fructificar hasta el año después y no
antes: durante el primer verano de las plantas se arrancan las flores.
Debe
pasarse la horquilla sobre el terreno en primavera, cuando las plantas
comiencen a extenderse, y poner abundante paja debajo de los tallos.
Así se eliminan las malas hierbas y se mantiene a las fresas limpias y
sanas. Pero hay que vigilar la presencia de las babosas.
Si
hay muchos pájaros hará falta colocar una red. Ésta puede estar a baja
altura sobre los fresales, en cuyo caso hay que retirarla cada vez que
se recogen fresas; también puede tratarse de una jaula para frutales,
que resulta cara, a menos que la construya uno mismo.
Plagas y enfermedades:
Debe evitarse administrar excesivo nitrógeno a las fresas, pues las debilita y abre las puertas a las enfermedades.
Mildiu:
Se presenta en forma de polvo blanco que da a las fresas un color
marrón apagado. Hay que rociar con azufre a intervalos regulares.
Pulgones:
Son una amenaza porque propagan virus, especialmente los causantes del
encrespamiento y de las manchas amarillas de las hojas, que debilitan a
las plantas. Para evitarlo, en abril hay que rociar con abundante
nicotina o derris el centro de las plantas. No debe usarse nicotina
cuando las fresas están casi maduras.
Escarabajo del fresal:
Este pequeño insecto devora las fresas. Hay que mantener bien
desherbada la parcela, evitando de ese modo que los escarabajos se
instalen en las proximidades.
Moho gris: Se le
llama también botritis. Aparece primero en forma de mancha gris sobre
las flores y después sobre los frutos, en donde se desarrolla hasta
formar una vellosidad grisácea que los pudre. Hay que espolvorear
azufre sobre las flores en cuanto aparece el primer signo.
Podredumbre:
Si se pudren las fresas después de llover hay que arrancarlas y
echarlas al montón de compost. Deben recogerse sin demora todas las que
están maduras después de llover.
Recolección:
Hay
que arrancar los frutos de la planta con el peciolo intacto, que sólo
se quita en el momento antes de consumirlos; de lo contrario se pierden
vitaminas y otras sustancias nutritivas. Se deben guardar a la sombra
durante algunas horas o en la nevera por espacio de uno o dos días.
Las fresas pueden congelarse, pero al descongelarlas se tornan
blandas.
Después de recogida la cosecha se quita la paja de
debajo de los tallos y se limpia la parcela de hojas muertas, estolones
sobrantes y malas hierbas.
hola
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