Se trata de un árbol que alcanza como máximo los 10 metros de altura
creando una copa con forma globosa. Su tronco principal es recto y
erguido alcanzando una altura de 2 a 2,5 metros, con corteza lisa de
color ceniciento verdoso sobre las ramas y escamosa y gris parda sobre
las partes viejas del árbol. Su vida puede alcanzar los 80 años.
Las ramas se insertan en ángulo abierto sobre el tallo, de color verde
oscuro, a veces tendiendo a negruzco o violáceo. Los brotes jóvenes
terminan con frecuencia en una espina. Genera un sistema radicular
superficial algo menos ramificado que el peral. Sus flores grandes, casi
sentadas o cortamente pedunculadas, se abren unos días antes que las
hojas. Son hermafroditas, de color rosa pálido, a veces blancas y en
número de 3-6 unidas. Su floración es en primavera sobre el mes de abril
a mayo, madurando las manzanas más precoces en junio.
Su fruto es en forma de pomo globoso, con pedúnculo corto y numerosas semillas de color pardo brillante en su interior.
El manzano es una de las especies de fruta dulce de mayor difusión a
escala mundial, debido fundamentalmente a su facilidad de adaptación a
diferentes climas y suelos, su valor alimenticio y terapéutico y por la
calidad y diversidad de productos que se obtienen en la industria
transformadora.
Necesidades climatológicas:
Con respecto al peral, el manzano es más al frío y no necesita tanta
cantidad de calor y luz para la maduración. Este, sufre menos con el
exceso de frío que con el de calor y prefiere los climas húmedos a los
secos.
Su flores son sensibles a las heladas tardías de primavera. A nivel
profesional, la utilización de riego anti-heladas u otros sistemas de
protección son habituales en aquellas zonas con elevado riesgo.
Este frutal soporta perfectamente temperaturas inferiores a los -10ºC,
sin que por ello se afecte a su corteza, aunque cuando se desciende por
debajo de los -15ºC pueden perderse algunas yemas florales.
Es muy importante saber que el manzano necesita unas mínimas de horas
frío para una perfecta floración y como consecuencia una buena
producción. Esta es la principal limitación para su cultivo en comarcas
meridionales, en las que el requerimiento de horas frío debe situarse
por encima de las 1.000 horas frío (en función de las variedades).
En las plantaciones sur y sureste de España, la gran intensidad luminosa
puede producir frutos vítreos y los grandes calores favorecen el
oscurecimiento interno, la escaldadura superficial o los golpes de sol.
En cuanto a sus exigencias de suelo, es menor que el peral, ya que se
adapta a la mayoría de los terrenos, aunque prefiere los de aluvión,
silíceo-arcillosos, pero de regadío o muy frescos. Por tener el sistema
radicular superficial puede vivir en terrenos poco profundos. El agua
estancada le resulta perjudicial y tolera el césped mejor que ningún
frutal.
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